Reloj cansado de horas,
sol de rayos invisibles,
en la túnica impecable,
imaginada por amautas,
en tiempos inmemoriales
que haciendo gestos tímidos,
adivinan la intención,
de superación permanente,
y perfecciones posibles,
mediante signos,
que son señales
a discernir,
alfabetos a descifrar;
en el derrotero rectilíneo,
que después de una curva,
llevaría, sin garantía
a la felicidad.
Jorge Tarducci
Venado Tuerto 7-8-16
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